miércoles, 26 de octubre de 2011

Auch!

Varias cachetadas tendrían que darme para que baje a tierra y deje de vaguear por los cielos. O tal vez estoy mucho en la tierra y debería subir a algún cielo...
Me cuesta concentrarme lo suficiente, no puedo dejar de pensar en ciento de cosas. Algunas cosas no debería pensarlas porque no tendrían que formar parte de mis preocupaciones, pero ahí están; otras tantas, simplemente que no puedo dejarlas ir. Aun así, el no concentrarme mucho aun no afectó mis calificaciones en la facultad las cuales fueron muy buenas y estoy muy contenta por ello. Pero el pensar tantas cosas me obliga a querer desahogarme, querer desembuchar todo, y acá es cuando entra en escena este estado indeterminado, esa sensación de soledad otra vez.
Tengo amigas/os, lo sé, pero no hay cosas que no puedo decirlas con ellos. Son buena gente, son excelentes amigos, pero hay una parte de mí que teme expresarse. No son ellos, soy yo. Mi diario íntimo son solo hojas escritas con millones de palabras que no representan ni medio de cómo me siento. Y no siempre me he sentido de esta forma, no toda mi vida fue así. ¿Que me ocurrió?
Mi casa no colabora para que pueda distenderme, para que pueda pensar, llorar, golpear la almohada, desahogarme y ser una persona alegre todo el día. Llego a mi casa y solo tengo quejas, presiones y malos humores que debo tragarme. A todo eso yo le sumo lo que ya por naturaleza idiota me camina por dentro y he aquí la perfecta bomba de tiempo.

Yo hoy solo deseo pocas cosas (ej. Promocionar mis materias) pero sobre todas las cosas PODER RESPIRAR.

lunes, 10 de octubre de 2011

Prófugos.

Y se me van acumulando estados de ánimo en el bolsillos... Son peor que los boletos y envoltura de chicles. Los escondo por todos lados: bajo la cama y la alfombra, en el placar, entre almohadones. Se están escapando de las opiniones externas, de patrullas criticonas. Son prófugos. Los están buscando, los quieren apretar para que hablen.
Inevitable es lo visible, pronto va a explotar todo y mis estados volarán por toda la casa... más de uno caerá por el balcón. Serán descubiertos!
Y yo, la idiota que los esconde y los contiene, pienso (creo) que así salvo "algo" cuando en realidad me estoy haciendo cómplice del mayor delito: Mentirme a mí misma.
Si llegan a caer, la Corte del Corazón no va a tener consideración. Hicieron/hicimos, más daño del que imaginamos.