lunes, 10 de octubre de 2011

Prófugos.

Y se me van acumulando estados de ánimo en el bolsillos... Son peor que los boletos y envoltura de chicles. Los escondo por todos lados: bajo la cama y la alfombra, en el placar, entre almohadones. Se están escapando de las opiniones externas, de patrullas criticonas. Son prófugos. Los están buscando, los quieren apretar para que hablen.
Inevitable es lo visible, pronto va a explotar todo y mis estados volarán por toda la casa... más de uno caerá por el balcón. Serán descubiertos!
Y yo, la idiota que los esconde y los contiene, pienso (creo) que así salvo "algo" cuando en realidad me estoy haciendo cómplice del mayor delito: Mentirme a mí misma.
Si llegan a caer, la Corte del Corazón no va a tener consideración. Hicieron/hicimos, más daño del que imaginamos.

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