DesordeNADA.

Veo como se escapan las horas, pasa el tiempo y yo sigo aquí, haciendo mucho de nada. Tengo una lista larga por hacer, cosas que planeé ayer y antes de ayer, y mucho antes también ¿por qué no? Lista que sigue con sus casillas en blanco, sin tilde y sin cruz. La motivación se fue, tal vez, no sé. No sé nada, es un suburbio mental enorme, un mundo donde la nada es el trabajo oficial. No quiero eso.
Perdida, eso es, estoy perdida. Seguro es eso. No, puede ser, no estoy segura. Efectivamente es el reino de la indecisión.
Mis libros delante, detrás, debajo y sobre mí, me abofetean con sus hojas tratando de que entre en razón. No los abandoné, solo les dí una vacaciones muy largas. Debo volver, pero no sé como. Hay un solo camino, y no comprendo aun como no puedo dar ni un paso. Mis pies están pegados a este cemento invisible.
Discusiones, invaden este reino, mundo, mente, o lo que sea que sea. Yo no estoy enojada, no son mis discusiones, las anexan, las yuxtaponen con mi paz. Todo se desordena, tal como este texto.