Me dijiste que me vendrías a buscar a los 30, cuando tuvieras qué ofrecerme... Cuando la vida estuviese establecida. Yo nunca pedí nada, solo quería tus besos, tus abrazos, tu hombro. Reenamorarme una y otra vez de tu espalda, como lo hice todo este año. Peinarte, acariciarte mientras dormis en la biblioteca, darte la mano, caminar hasta un boulevard, interrumpir la caminata a besos cada 10 metros. Yo quería cosas que en realidad ya me dabas, que no necesitan de una vida armada, que no necesitan de nada, solamente de los dos. No necesito el título de médica para acompañarte a la parada del bondi y decirte "mucha suerte en la guardia, amor"; no necesito plata para matear en el parque, no necesito una casa porque tu pecho era más que hogareño... No ahora, sí más adelante. Y hubiese sido lindo hacerlo juntos.
Yo sé que no vendrás a buscarme, yo sé que ya nos perdimos, yo sé que duele entenderlo. Yo sé que yo quiero una casa y vos un bote, pero en realidad los dos tenemos un avión de papel, pero no nos animamos a despegar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario