Sin tí

Ya ha pasado un año para mí desde que compartimos la misma cama, desde que mis labios rozaron los tuyos en un acto de puro amor. Tal vez solo ha pasado una hora, un día, o un mes, pero representan una eternidad.
Es duro pensar que tus frágiles dedos de seda no caminaran más por mi piel y que tu perfume se perderá con el paso de los años entre la humedad del ambiente. Cuesta entender que no se puede revivir los minutos asesinados por la distancia de nuestro corazones.
Ya hace un verano, un invierno, un otoño y una primavera que no despierto a tu lado y por las noches siento ese vacío que hiela hasta el último centímetro de mí. Una triste sensación frívola se venga de mí porque sabe que ya no estás aquí. Dolor doloroso que me recuerda que aun vivo después de mi muerte. ¿Trágica verdad? Sí.
Mi corazón no hizo caso, no escuchó; yo le dije que no debía enamorarme de vos, pero el tonto, aburrido del ocio de no sufrir se aventuró una vez más.
Poco a poco borraré con esfuerzo las tardes compartidas y mezclaré mis lágrimas con el agua de la lluvia que alguna vez vimos caer. Y como un tesoro, ahorgaré mis recuerdos en el mar.